Se trata del chequeo del estado general del vehículo y su finalidad no es solo mejorar la seguridad vial, sino también colaborar con el cuidado del medioambiente.
La Verificación Técnica Vehicular (más conocida como VTV) o Revisión Técnica Obligatoria, es el control periódico del estado mecánico y de emisión de gases contaminantes de los automotores, prevista en la legislación vial nacional. El objetivo primordial es prevenir accidentes a raíz de una eventual falla o desperfecto mecánico de los vehículos circulantes.
El Sistema Nacional de Revisión Técnica Obligatoria está regulado en el artículo 34 de la Ley Nacional de Tránsito, y contempla que todos los vehículos que integran las categorías L, M, N y O deben contar con la RTO/VTV aprobada para poder transitar por las calles y rutas del país. Cada provincia administra su propio sistema. Por eso, es importante que aquellos que nunca antes hicieron este chequeo tengan en cuenta que la normativa difiere según el lugar en donde se encuentre radicado el auto.
En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, es obligatoria para todos los autos particulares con más de 3 años de antigüedad o más de 60 mil kilómetros de uso, y para todas las motos particulares con más de 1 año. En cambio, en territorio bonaerense deben realizarla todos los propietarios de modelos con más de dos años de antigüedad.
La revisión consta del chequeo del estado general del vehículo: neumáticos; chasis; dirección y tren delantero; sistema de rodamiento; parabrisas, lunetas y cristales laterales que permitan una visión correcta y sin deformaciones; limpiaparabrisas; espejos retrovisores; sistema de suspensión; luces reglamentarias; sistemas de frenos; accesorios de seguridad; dispositivos del sistema instrumental y registro de las operaciones; elementos para emergencia; y contaminación ambiental.
Tal como señala el Gobierno de la Ciudad en su portal web, la VTV “establece un sistema de control que mejora la seguridad vial y la calidad del medioambiente”. Dentro de sus beneficios se destaca el control de que los vehículos cumplan con las normas de seguridad y documentación correspondiente; la reducción de los índices de siniestralidad vial asociados a las fallas mecánicas de los vehículos; el relevo del estado de los rodados que se encuentran circulando: y conocer el índice de contaminación ambiental generado por los vehículos
En una misma línea, Pablo Martínez Carignano, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, señala en el portal oficial del organismo que “la conducción segura requiere, además del respeto a las normas de tránsito, de ocuparse de varios aspectos que son previos a transitar por la vía pública. Uno de ellos es chequear las condiciones de seguridad de los vehículos”.
En ese sentido, indica que contar con la RT0 o VTV al día “es el trámite adecuado, necesario y obligatorio para determinar que el vehículo esté habilitado para circular y así prevenir siniestros viales. Siempre decimos que manejar es una responsabilidad y por eso es importante atender a todas las situaciones que puedan repercutir de manera negativa en la seguridad vial”.
De todos modos, el último informe que presentó el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEC) sobre la Verificación Técnica Vehicular y su impacto en la seguridad vial en 2019 no fue para nada alentador. En Provincia de Buenos Aires, 3 (31,9) de cada 10 automotores verificados y más de 2 (23,6) de cada 10 motovehículos verificados, no superaron inicialmente la Revisión Técnica. En CABA, por su parte, más de 2 (21,6%) de cada 10 automotores verificados y más de 2 (22,7%) de cada 10 motovehículos verificados, no superaron inicialmente la VTV.
La siniestralidad vial en nuestra nación continúa siendo la principal causa “no natural” de muertes y lesiones, y alcanza en el orden económico un costo anual equivalente del 1.5 al 2 % del PBI (1). El costo promedio de cada siniestro vial grave (con lesionado grave o muerto) para el año 2018 fue de poco más de U$S 37.400 (2).
Datos estadísticos internacionales indican que entre un 20 % y un 25 % de los siniestros viales -como causa directa- son originados por el vehículo, debido a “fallas mecánicas” del mismo. Aunque desde el punto de vista de la accidentología se observa la participación del vehículo no sólo como causante, sino también como contribuyente atenuante o agravante de las consecuencias de dichos siniestros y su interacción con el hombre y el medio ambiental.
A su vez, el dato más relevante del informe técnico del ISEV en relación con la afectación de la seguridad vial, es que más de 2 de cada 10 vehículos verificados (22 %) evidenciaron defectos graves (por lo menos en alguno de los sistemas) que los inhabilitaba para circular por el alto riesgo objetivo que presentaban. Puede afirmarse que más de 500.000 automotores disminuyeron su probabilidad de participación siniestral por haber sido rechazados y reparados para poder ser habilitados para su circulación, en el año 2018, superando los 400.000 rechazados del año 2015.